Llevamos varios años hablando de las 'smart cities' y de un sinfín de tecnologías destinadas a potenciar este concepto y a hacer nuestras ciudades más inteligentes, mejor gestionadas y con un ahorro y eficiencia nunca vistas hasta ahora.
Pero, ¿de qué manera se puede usar este tipo de tecnologías para mejorar realmente las ciudades? ¿Hasta qué punto el 'Internet of Things' (IoT) o la inteligencia artificial realmente van a ser protagonistas de las futuras 'smart cities'? Nos hemos propuesto ponerle cara a estas innovaciones y mostrártelo con ejemplos reales que a día de hoy ya pueden aplicarse.
Gestión de servicios públicos
Todas las ciudades constan de una cantidad ingente de servicios públicos cuya gestión no siempre es sencilla. Porque no se trata solamente de suministrar dichos servicios, sino también de hacerlos más eficientes, evaluando su uso, detectando posibles deficiencias y optimizando los recursos disponibles.
1- Alumbrado público. Las ciudades necesitan disponer de un alumbrado público suficiente, pero eso no tiene por qué implicar tener todas las luces encendidas en el mismo intervalo de tiempo. A día de hoy, el IoT permite instalar sensores en las farolas para que se enciendan cuando detecten la presencia de personas. De este modo no solo se hace un uso más eficiente de esa energía, sino que, además, permite aumentar la instalación de más alumbrado en zonas menos habitadas, ya que los dispositivos solo se encenderán cuando sea necesario, suponiendo un ahorro a medio y largo plazo.
El alumbrado público, las basuras o el consumo de agua y luz pueden ser monitorizados para que su gestión sea más eficiente
2.- Suministro de agua y luz. ¿Cuánta agua se consume en una ciudad? Los sensores permiten hacer un seguimiento en tiempo real no solo del consumo efectivo, sino también de sus necesidades de saneamiento y tratamiento. Además, si esta tecnología la aplicamos a los contadores de agua y luz y les añadimos inteligencia artificial, cualquier empresa o institución pública podrá analizar sus recursos, detectar patrones de consumo y anticiparse a necesidades futuras. Así pues, si se aproxima una época puntual de mayor consumo (festividades, llegada de climatología adversa), se podrá anticipar dicha previsión y cumplir con ella.
3.- Sistema de basuras. Uno de esos servicios que, por su carácter imprescindible e incuestionable, no siempre suele ser parametrizado. Sin embargo, la inteligencia artificial puede medir la actividad de recogida de basura en determinadas zonas y predecir una gestión eficiente. De este modo, por ejemplo, un ayuntamiento puede decidir si una zona concreta genera menos basura (con lo que no es necesaria una recogida tan constante) o si, por el contrario, otra produce mucha más cantidad de residuos (con lo que conviene intensificar su recogida).
Gestión del tráfico
La gestión del tráfico es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los municipios, independientemente de su tamaño. Por ello todas las grandes ciudades españolas están inmersas en redirigir el tráfico en el centro urbano y descongestionarlo. Gracias a la instalación de sensores, las administraciones públicas pueden medir en tiempo real la congestión de tráfico y, una vez medidos esos datos, la inteligencia artificial será capaz de predecir qué puntos pueden ser más conflictivos en determinadas situaciones.
Con ello, las ciudades no solo podrán evaluar el tráfico en el centro urbano, sino también saber hasta qué punto las vías de transporte alternativas están surtiendo efecto o, por el contrario, están congestionando otras zonas. Además, con estas tecnologías las ciudades también pueden evaluar hasta qué punto sus aparcamientos son realmente útiles o eficientes, así como sus niveles de ocupación en función de factores externos (fechas navideñas, acontecimientos imprevistos, climatología adversa, celebración de conciertos o eventos deportivos, etc.).
Mediante sensores, las administraciones públicas pueden medir en tiempo real la congestión de tráfico de sus puntos urbanos
Por otro lado, cada vez son más las ciudades que, dentro del fomento del transporte público, introducen nuevos sistemas de movilidad como las motos eléctricas, las bicis a demanda o incluso los patinetes. En este caso, los sensores permitirán rastrear su ubicación en todo momento, su consumo, su autonomía, su rendimiento, su posible necesidad de ser recargados, etc.
Este tipo de tecnologías no solo pueden ser aplicadas a las empresas o instituciones públicas, sino también a los propios ciudadanos, ya que muchos de los vehículos pueden venir equipados con la conectividad que les informe de todos estos parámetros para hacer un uso más eficiente y mejorar su propia movilidad.